Desacato, en manos de los chefs Pablo Carrasco y Guillermo Pardo, ha logrado desde su vanguardista rincón de la calle Amor de Dios hacerse con un público fiel y disfrutón que se proclama absoluto seguidor de su cocina irreverente, como ellos mismos la definen.

¿Qué quieren decir con esto? Que las normas, mejor, para otros. Defensores de la idea de que hay que romper con lo típico y que la vida —y la cocina— está para arriesgar, proponen a sus comensales una lista de platillos que sorprenden a cada bocado. Nerviositos estamos por averiguar qué tapa defenderán en Gastrogarden.